Hola! Bienvenid@s, ya sabeis que os toca leer un poquito ;) pero ánimo que es poca cosa jeje espero que os guste! (: UnBeso^^ Bekii

sábado, 7 de mayo de 2011

Capítulo 5.

La seguí hasta lo que parecía ser su casa. Era una casa normal, una casa parecida a la que había tenido cuando vivían mis padres.
Me quedé observándola desde el otro lado de la calle, parecía algo nerviosa, miraba a todos los lados, ¿querría esconder algo?

≈ Entré por la puerta. Me estaba costando mantener mi pulso calmado y abrir la puerta había sido una misión casi imposible. Cerré la puerta y caminé hacia las escaleras. La gatita me observaba desde los escalones mientras ronroneaba. Me senté en las escaleras y apoyé la cabeza sobre mis rodillas. Habría estado así durante bastante rato, de no ser porque escuché un ruido en el jardín y me sobresalté.
Me levanté de las escaleras y fui hasta la sala. Aparté un poco la cortina para ver si veía algo, pero nada, lo único el movimiento de algunas ramas. “Si un cazador descubre dónde vives toda tu familia estará en peligro, asique deberás matarle”. Amy había sido clara, si no quería poner en peligro a mis padres tendría que irme o matar a quien fuese que estuviese allí fuera.
Fui al estudio de mi padre. Llevarme un cuchillo sería demasiado cantoso, por lo que cogí el abrecartas, ya sabía que cortaba bien.
Salí al jardín. La gatita se había subido al alfeizar para mirar a donde iba. Le hice una carantoña a través del cristal y se marchó ronroneando.
La casa que habían elegido mis padres era la última de una urbanización. Mi jardín daba al de una vecina y por el otro lado a un bosque, que si seguías el camino te llevaba hasta una playa.
Me concentré para poder escuchar todo, simplemente tendría que relajarme. Me gustó esa sensación, no tener que estar nerviosa por si me desconcentraba y me ponía a escuchar todo en medio de un atasco. Aquí simplemente podía relajarme y disfrutar del ruido, porque era el piar de los pájaros, el ruido del viento en los árboles. Me relajó no oír nada, pero al respirar noté ese olor dulce que me había sorprendido. Me había seguido, estaba allí para rematar lo que no había hecho en la ciudad. Oí un crujido y me puse a caminar en silencio hacia donde parecía estar.

≈ Estaba llegando a la playa y me estaba poniendo cada vez más nervioso. No sabía si me había visto o sino, pero si me la volvía a encontrar de frente y no era capaz de matarla no sé qué haría. Oí un crujido detrás de mí, “Son los árboles” pensé. Me giré para asegurarme y allí estaba ella, mirándome a los ojos. Mi corazón se aceleró. Intenté coger la daga que llevaba en el bolsillo pero me fallaron los dedos.
Se abalanzó sobre mí empuñando lo que me pareció un abrecartas. “¡Me ataca con un abrecartas!” Intenté no reírme, ella no se había dado cuenta de que simplemente sin nada, ya era ella sola un arma letal.
Intentó clavármelo en el hombro. La esquivé, retrocediendo, hasta que ya no tenía más que retroceder.
Intenté coger la daga otra vez y la saqué el bolsillo. Ella pareció dar un saltito de sorpresa. “Se atreve a venir a por mí y ahora se asusta”. La miré a los ojos y cuando se despistó la ataqué. Dio un salto hacia atrás y tropezó con una rama. Se agarró a mi brazo y me llevó con ella al suelo. Nos caímos por un pequeño barranco. En la caída perdí la daga, y me pareció que ella perdió el abrecartas.

≈ Me intenté incorporar pero el chico estaba encima de mí. Cuando se dio cuenta de aquello me sujetó contra el suelo por las manos para que no me pudiese defender. Me salió un gruñido de mis labios, me pareció tan natural que no me sorprendí. Me di cuenta de que él no tenía la daga. Hice fuerza con las piernas en el suelo y le lancé por encima de mi cabeza. Me levanté rápido y le agarré las muñecas a la espalda. Con un movimiento rápido de piernas me tiró otra vez al suelo, pero no logró soltarse de mis manos y calló encima de mí. Cerré los ojos pensando que me iba a golpear en la cara, pero se paró a unos centímetros.
Abrí los ojos y vi los suyos, mirándome fijamente, me pareció que sonreía. Se revolvió un poco para soltarse y dejé de hacer presión en sus muñecas. Se acercó un poco más a mí, colocó una mano al lado de mi cara y se levantó. Me incorporé y le observé. Era el chico de aquella noche, el que vi al lado de mi casa, era el del parque, el del callejón…

≈ Me agaché y recogí la daga. La coloqué hacia ella. Cuando la miré también tenía en su mano el abrecartas. Me lancé hacia ella, le intenté clavar la daga pero con un movimiento suyo de muñeca me quitó la daga de la mano. La empuje contra un árbol y intenté ahogarla. Agarró mi brazo con una mano y la separó con rapidez. Coloqué el otro donde había estado el otro y ella volvió a hacer lo mismo. Me sujetó las dos manos a cada lado de mi cuerpo. Perdí el equilibrio y me balanceé hacia delante. Ella soltó mis manos y yo las coloqué en el tronco del árbol, al lado de su cuerpo. Me quedé a escasos centímetros de ella. Noté su aliento sobre mi mejilla, y hasta yo oí mi corazón, estaba retumbándome en los oídos.
Me separé un poco, la miré a los ojos, y casi sin darme cuenta la besé. Noté que se dejaba llevar. Coloqué una mano en su mejilla y otra sobre su cintura. Ella deslizó una mano por mi espalda. “¡La espada!” Me separé de golpe, pero, ella ya la tenía en sus manos.
La miré a la cara, se había ruborizado. Saboreé lo que quedaba de su sabor sobre mis labios y busqué por el suelo la daga. Me di cuenta de que estaba casi a su lado.
-          Lo siento, pero, ¿me puedes devolver la espada?
≈ Intenté no reírme, no sonreír, pero solo sentir el calor sobre mis mejillas me hacía sentir algo violenta.
-          Asique – Me agaché y recogí la daga – ¿Después de intentar matarme quieres que te las devuelva?
-          Sí, esa es la idea – Me miró intentando ponerse serio, pero los latidos de su corazón demostraban que estaba nervioso. Dio unos pasos hacia mí, colocándose delante de mí y extendió la mano.
-          No sé por qué te las devuelvo – Intenté no sonreírle, pero me salió natural.
-          Porque eres diferente a los demás – Cuando lo dijo me di cuenta al momento de que se acababa de morder la lengua, no quería haber dicho eso. Cogió la espada primero y la guardó. Se dio la vuelta y se marchó.
-          ¿Y la daga? – Se giró y me miró a los ojos.
-          Te será más fácil defenderte con una daga que con un abrecartas ¿no crees? – Sacó una pequeña sonrisa – Además, así tengo una escusa para volver y ver que la tratas bien – Volvió a sonreír y se marchó.

3 comentarios:

  1. aaayyyy me encanta este capitulo!!! (L)
    el momento de la pelea es genial... y el del beso ni te cuento xD
    Bsoos

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  2. Bekii siento mucho no comentar desde hace tiempo, pero no he tenido tiempo. Bueno tengo que decirte que esta trama es muy interesante y de hecho los caítulos me están encantando, la pelea estaba muy intensa y ainss que mono el beso *_*

    Besos, Elenna

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  3. Me ha encantado este capitulo y dios el beso a sido super mono *-* Además la música lo hace aún más interesante :)
    Espero tu capi con ansia.
    Besos.

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