Hola! Bienvenid@s, ya sabeis que os toca leer un poquito ;) pero ánimo que es poca cosa jeje espero que os guste! (: UnBeso^^ Bekii

martes, 15 de febrero de 2011

Capítulo 6

~ 2 años antes ...
- Diana cariño levantate, vas a llegar tarde al instituto - Mi padre estaba en la puerta de mi habitación, susurrando como hacía siempre, nunca le había oido gritar.
- Ahora mismo voy papá... - Me levanté y me vestí lo más rápido que pude.
No me gustaba mucho el uniforme del instituto, y me gustaba menos ir a uno privado, todos eran tan... pijos... el caso es que yo no encajaba en ese ambiente.
Mis padres se habían separado hacía unos meses, aunque la verdad, ya llevaban varios años sin llevarse muy bien, supuestamente se aguantaron tanto por mi.
Mi padre me llevó con el coche hasta la puerta del instituto y me dejó con una sonrisa. Odiaba que hiciese eso, porque si le ponía mala cara me sentía culpable, porque él intentaba que fuese feliz.
Entré por la puerta y me sentí rara. Todo el mundo andaba reuniendose con los que parecían ser sus compañeros, y yo me sentí estraña, aunque por otra parte aliviada de no tener que fingir una sonrisa. Me había cambiado de colegio, y al fin me había librado de algunas personas a las que no aguantaba.
Caminé por los pasillos hasta la clase que me habian dicho que sería la mia y entré. Aunque los pasillos estaban llenos de gente aún, en clase ya había algunas personas. Me senté en la mesa que ponía mi nombre y me di cuenta que la de al lado ya estaba ocupada.
- Hola - Una chica rubia me estaba sonriendo - Soy Giselle, aunque llámame Gigi.
- Encantada Gigi, yo soy Diana - Le devolví la sonrisa, nadie a nuestro alrededor nos prestaba atención y eso me gustaba - Pero llámame Di.
- Me he enterado de que eres nueva, asique te acoplas a mi ¿vale? Yo te enseño todo el insti y me ofrezco a hacerte compañía - Su sonrisa era radiante y sus ojos desprendian una alegría inconfundible.
- No hace falta, supongo que querrás estar con tus amigas.
- Tu eres distinta a todos los demás que estamos aquí, asique de mi no te libras Mon Amour.
- Vale... Jajajaja - Miré el reloj, hoy solo teníamos una hora de presentación con nuestro tutor.

La hora se me pasó eterna. Gigi parecía que atendía a ratos, cuando no andaba pasandose notitas con un chico que había dos filas más atrás. Al fin sonó el timbre y salimos a la calle. Mi padre estaba al lado del coche hablando con otro señor.
- Parece que se han echo amigos - Gigi me agarró del brazo y me pasó una nota - Es mi teléfono y mi correo eléctronico... Ah y mi facebook es Giselle PopArt - Seguía sonriendo, ¿tan bien le había caído en una hora? - Yo también fuí nueva, y agradecí tener a alguien a mi lado desde el primer momento, si no quieres solo dímelo ¿vale? - Se empezó a ir hacia mi padre y le dió la mochila al hombre que hablaba con él, supuse que era su padre - Nos vemos mañana.
Se subió al coche con una sonrisa, la misma con la que me había recibido y se marchó. Mi padre no lo entendía, pero, tampoco preguntó. De vuelta a casa me estuvo contando como era su nuevo trabajo. Trabajaba con el padre de Gigi, por eso estaban hablando, él le había ayudado a conseguir el piso y el instituto y le había comentado que tenía una hija de mi edad. Mi padre parecía emocionado de que ya tuviese a alguien con quien estar...

lunes, 14 de febrero de 2011

Capítulo 5

Metí la llave en la puerta del portal y la giré intentando alargar ese momento. Marcos estaba a mis espaldas con una mano en mi cintura y sujetando un paraguas para no mojarnos.
- Gracias por acompañarme - Me giré para mirarle a los ojos.
- Ya sabes que lo hago por mi recompensa - Se acercó a mi y me besó con dulzura - Hasta dentro de una semana Di.
- Te voy a echar de menos - Me quedé en la puerta mirando como se marchaba medio corriendo hacia el coche.
Subí las escaleras hasta la casa de mi madre. En los meses que llevaba allí apenas había estado en casa, ni con ella ni sola.
Apenas quedaban dos semanas para que empezasen las clases, y mi madre me había dicho que me tendría que matricular en Londres, y la mala noticia no era esa, sino que a Marcos, como a su hermanastra Susan, les enviaban a un colegio privado a las afueras y volvian a su ''casa'' solo los fines de semana. Eso me iba a destrozar. No conocía a nadie más en Londres, y el echo de abandonar a mis amigas de París y de no verle a él ya era lo sufucientemente traumático, como para tener que empezar a hacer ''amigas''.
La tarde se me pasó super lenta. Recibí algunas mensajes de Marcos en el mobil, pero ni los abrí, se iba una semana antes para el colegio porque tenian que preparar sus estancias o algo parecido. No lo entendía, aunque estar metida en un colegio todo un curso tampoco lo lograba entender.
Llegó la hora de cenar y apenas tenía hambre, se me estaba cerrando el estómago. Me esforcé por comerme un sandwich y una manzana y me fuí para mi habitación. Encendí el ordenador y vi que Gigi estaba conectada.
- Gigi, Mon Amour!
- Mon Amour! ¿Qué ta estas? Hace tanto que no hablamos, ¿cuándo vuelves? Tengo ganas de verte ya, y muchisimas cosas que contarte.
- Pues estoy bien, ya sé que hace mucho que no hablamos, y este curso creo que me toca empezarlo aquí y no sé si acabarlo, ¿y qué pasó?
- ....
- ¿Enserio? Lo siento mi niña, ya sabes que me tienes al otro lado de la pantalla para todo ¿vale? Me encantaría estar ahí contigo, en serio.
- ....
- Ya sé que es duró, pero tienes que aguantar ¿vale? Además, en navidad espero poder estar en París con todos vosotros, ya os echo tanto de menos.
- ....
- No te preocupes hablamos mañana, intentaré estar conectada a esta misma hora ¿te parece bien?
- ....
- Vale cielo, no me tienes que dar ezplicaciones, Je te aime Mon Amour!
- ....

Apagué el ordenador y me tumbé sobre la cama. Deseaba tanto estar en París, poder ayudar a Giselle. Sabía por lo que estaba pasando y no quería verla mal.
Ya eran las once la de noche, a estas horas la torre eiffiel estaría iluminada, podía imaginarme en mi antigua habitación apollada sobre la repisa de la ventana observando las calles iluminadas y el paseo lleno de gente caminando hacia los restaurantes o simplemente paseando...

martes, 8 de febrero de 2011

Capítulo 4

Me levanté con dolor de cabeza. Había dormido bastante pero siempre que conseguía cerrar los ojos Marcos aparecía. Es que, es mono, sí, pero tampoco es que me gustase para salir con él. Aunque bueno... No! Diana en que piensas!
Me fuí al baño y me lavé la cara. No es que fuese muy temprano ya, pero tampoco era tardísimo. Me metí en la ducha y me puse a hacer tiempo debajo del agua. Me encantaba estar debajo del agua sin hacer nada. Me podía pasar horas pensando en mis cosas y hoy no iba a ser menos.
Cuando salí seguía pensando en lo que me había dicho Gigi, para que me había dicho nada! Ahora no conseguía sacarmelo de la cabeza. Me puse unos vaqueros y una camiseta verde. Cogí mi sudadera favorita y la coloqué al lado de la entrada junto a mi bolso.
Estaba comiendome un yogurt cuando sonó el timbre. ¿Ya eran las 4:30? No podía ser, imposible!
Me levanté corriendo y fuí hasta la puerta, cogí el telefonillo pero no había nadie. Sonó un repiqueteo en la puerta. La abrí y Marcos estaba esperando al otro lado. Me miró de arriba abajo y sonrió. Era muy guapo! Ai Diana! !Pero en que estas pensando!
- Siento que no podamos ir a a las fiestas - Parecía que realmente lo sentía - Pero tengo algo mejor para ti...
- ¿Mejor que fuegos artificiales y algodón de azucar? - Sonreí, me sentía genial a su lado.
- Mejor no, pero algo es algo - Se separó hacia fuera - ¿Vamos?
Cerré la puerta sin decir nada y le seguí escaleras abajo. Se subió a un coche y yo a su lado. No me miró en todo el trayecto. Yo estaba algo impresionada, estábamos saliendo de Londres, y era todo tan bonito, y sí, aunque sea una cursilada y muy típico lo admito, me estaba enamorando de Londres, y es muy posible que fuese por su culpa ...
Llegamos a una casa enorme y pensaba que el coche pasaría de largo, pero las verjas se abrieron y empezamos a entrar en la finca. La casa tenía pinta de ser enorme, pero la finca era de ensueño. El coche se paró y cuando salí me pareció que me mareaba al mirar hacia arriba. Marcos me dijo que le siguiese y yo lo hice obediente.
En el pasillo principal me perdí. No sabía por cual de las cientos de puertas se había metido Marcos, asique me quedé quieta obervando la cúpula de crital del techo.
- Di ... ¿Vienes o traigo una silla al pasillo? - Salió por la puerta que parecía ser la sala.
- Voy, voy ...
Entré por la puerta e intenté no caerme al suelo de la sorpresa. La habitación no estaba sobrecargada, sino que tenía un equilibrio que relajaba. Me senté en un sillón y me relajé un poco. Estaba nerviosa, y en el fondo sabía por qué, aunque no quería reconocerlo.
- Oh! ya habeis llegado! - Una chica entró por la puerta con un gatito en brazos - Diana - Se acercó a mi sonriente - Siento haberte estropeado la tarde, pero como sé que te gustan los gatos - Me lo acercó y lo cogí encantada - Habría llamado a alguien para que lo cuidase, pero confió más en ti...
- Pero... si no me conoces... - Coloqué al gatito sobre mi barriga y me escurrí un poco para que fuese más plano.
- Con todo lo que dice de ti ... - Me miró a los ojos sin dejar de sonreír y lo susurró, como si fuésemos amigas - Cuida bien de Nana, aunque ya sé que lo harás bien.
Se marchó de la habitación y Marcos se acercó a mi sillón. El gatito estaba jugueteando con mis dedos y se acercó hasta mi nariz para poner la suya al lado.
- Se te dan bien - Sonrió, deslizó una mano para tocar al gatito y la dejó sobre mi cintura - Aunque siento haberte fastidiado los fuegos.
- No lo habeis echo, pedis mucho perdón - El gatito se acercó a mi cintura y se calló hacia un lateral. Me giré para recogerlo y Marcos apartó su mano y se fué a sentar en el sofá - Además, me parece que me lo voy a pasar bien estea dónde estea.- Marcos sonrió mientras cogia en mando de la tele y la encendía.
Jugué un rato con el gatito hasta que este decició cambiarse de sitio y yo me tube que mover hasta su lado. Su brazo rozó el mio y pude notar como un cosquilleo agradable recorrió mi cuerpo. Me resistí a mirarle, no quería fastidiarlo todo. El gatito siguió haciendo de las suyas y se puso sobre Marcos.
- Nana ... - Intenté cogerla pero se tiró hacia el otro lado y mis manos quedaron sobre el costado de Marcos. Me miró a los ojos - Lo siento, es que quiere jugar, y yo tanta energía no tengo...
En lugar de decir nada me cogió la cara entre las manos y me besó. Cerré los ojos y me dejé llevar, aunque parecía que Nana no se iba a estar quieta. Se subió otra vez sobre Marcos y colocó su cabecita entre las nuestras.
- Enana te vas a quedar sin chuches eh! - Marcos la agarró entre sus manos con una ternura insuperable y la colocó sobre sus piernas. La gatita parecía que al fin se había calmado. - ¿Vemos una peli?
- Vale - Me senté un poco apollada sobre él y me rodeó la cintura con un brazo.
La gatita no se movió más en toda la tarde, parecía estar agusto sobre las piernas de Marcos. Y él aprovechó eso, me daba besos en el cuello y me acariciaba la cintura con la mano, la verdad es que no habría cambiado esa tarde por nada.

lunes, 7 de febrero de 2011

Capítulo 3

- Entonces... ¿Quedamos mañana? - Marcos esperaba la respuesta con una sonrisa, mientras yo buscaba en mi bolso las llaves.
Habían pasado ya dos meses desde que yo había llegado a Londres, y él se había convertido en mi gran apoyo. Se podría decir que eramos grandes amigos, aunque sabíamos poco el uno del otro. Yo sabía perfectamente que apenas le conocía.
- Claro - Metí las llaves en la cerradura del portal y abrí la puerta - Hasta mañana.
Mi madre no estaba en casa, como de costumbre. Dejé el bolso en mi habitación y encendí el ordenador. Fuí rapidamente a la ventana de la cocina para ver si le veia. Siempre se iba por el mismo sitio, pero nunca me había dicho donde vivía y me comía la curiosidad. Le vi cruzar la calle y girar en la esquina.
Me fuí a mi habitación y me senté en el ordenador. Giselle estaba conectada.
- !Mon amour! ¿Qué tal con tu novio inglés?
- Gigi... Marcos no es mi novio, solo somos amigos, ya te lo he dicho un millón de veces...
- Claro, claro, lo que tu digas cariño ;)
- Ya sé que no te voy a convencer nunca, pero bueno...
- Te echo de menos.
- Y yo a ti :(
- ¿Cuando vuelves?
- Pues, por ahora mi madre tiene pensando que haga aquí mi último año de bachiller :( asique no lo sé...
- Oye... me tengo que ir, no sé si me conectaré en una temporada :( ya te contaré, las cosas andan caldeadas por aquí :S pero un consejo... aprovecha a Marcos cielo, que como él no se encuentran muchos.
Se desconectó, no me dió tiempo ni ha despedirme. Mi mejor amiga me había dado algo en lo que pensar toda la noche, y si me ponía tonta, todo el tiempo que me fuese a quedar en Londres.
Lo que quedaba de tarde se me pasó muy lentamente hasta que me vibró el movil, era un mensaje de Marcos.
'' Di, mañana no podemos ir a la ciudad, mi hermanastra me ha pedido un favor, te importa si te paso a buscar a las 4:30 ?''
El corazón me dió un vuelco, no sabía si decirle que si directamente o preguntarle a donde íbamos a ir. Tenía que admitir que Gigi tenía razón siempre con los chicos, nunca fallaba, pero tampoco podía acertar con Marcos porque no le conocía en persona.
Deslicé los dedos por el teclado de mi Blackberry y escribí un vale, nos vemos mañana sin estar muy segura de lo que hacía. ¿A que se refería con lo de ''no podemos ir a la ciudad''? Acaso íbamos a salir de Londres. Me levanté del sofá y apagué la televisión. Dejé mi taza de leche en el fregadero y me fuí para la cama. Tenía tantas cosas en la cabeza que me estaba empezando a doler... Lo último en lo que pensé fué en lo que me dijo Gigi.

sábado, 5 de febrero de 2011

Capítulo 2

Llegué agotada a casa de mi madre, ya no me acordaba de la distancia que había desde el centro. Aún tenía las llaves de la puerta, y como de costumbre no había nadie. Mi madre se pasaba horas en el trabajo, aunque fuese el más fácil del mundo, para ella era más importante que su hija.
Dejé mi bolso sobre el mueble de la entrada y me puse a inspeccionar la casa. Todo había cambiado, menos mi habitación. Mi madre no la había tocado, y aún me acordaba de la última vez que lo hizo, cogí mis cosas y no aparecí en tres días. Había actuado como una niña, pero la pasión que tenía mi madre por decorarlo todo me agobiaba. Abrí la ventana de mi habitación, olía a cerrado, aunque se notaba que la había limpiado hace poco. Ella tan perfecta como siempre, eso a veces hacía que la odiase, yo nunca era lo suficientemente perfecta para ella.
Me senté en una silla que había al lado de la mesa y abrí un cajón. Allí estaba mi portatil, lo encendí y crucé los dedos para que hubiese conexión a internet. Abrí el buscador y todo parecía ir bien, metí mis datos y entré en Facebook. Ninguna de mis amigas estaba conectada, pero le dejé un mensaje a Giselle. ''Cielo, ya estoy en Londrés, espero poder hablar contigo pronto, llamame vale? te echo de menos :( ''
Me separé del ordenador y lo cerré. Miré el reloj, aún eran las 9 de la mañana. Me moví con rápidez por los pasillos hasta la entrada y cogí mi iPod en el bolso. La música siempre me relajaba, aunque en aquel momento estaba de los nervios. Mis maletas aún no habían llegado, mi madre estaba fuera y yo estaba en Londrés sin saber que hacer. De repente sonó el timbre, me acequé a el telefonillo y lo despegué con cuidado.
- ¿Si? - Me pareció que mi voz temblaba.
- Perdone que la moleste, pero nos pidió que le trajesemos las maletas - Mi corazón dió un respingo, habían tardado menos de lo que esperaba, y me alegró saber que ya tenía mis cosas conmigo.
- Ahora mismo bajo - Colgué el telefonillo y cogí las llaves de la puerta. Salí casi corriendo de casa, al fin tenía algo con lo que entretenerme.
Llegué al portal en un momento y en la puerta no vi al taxista, sino a un chico joven con mis maletas a los pies. Estaba apollado en la pared con una pose de que nada de su alrededor de importaba.
Abrí el portal y empujé la puerta con un pié para que no se cerrase. El chico me miró sorprendido.
- Yo esperaba a otra persona - Le miré a la cara y después miré a mis maletas - ¿Cuanto es por traermelas?
- Normalmente no hacemos esto - Me miró sonriendo - Pero por ser tu es gratis - Le miré durante un rato por si cambiaba de idea, los taxistas no es que ganasen mucho.
- ¿Estás seguro? - Cogí mis maletas y las metí dentro del portal.
- Sí, tampoco ha sido tanto camino - Se giró y se marchó.
Me las apañé para subir las maletas hasta un 4º sin ascensor, y para cuando lo conseguí necesité tumbarme en la cama. ¿Como podía tener tanta ropa?
Deshice las maletas para pasar la mañana y cuando llegaron las dos de la tarde y mi madre entró por la puerta ya se me había pasado el tiempo volando. Me levanté de la cama y dejé el iPod sobre la mesita de noche. Mi madre no me dijo ni hola y entró directamente en la cocina. Pude oír como andaba con platos y una olla. Me coloqué en la puerta de la cocina esperando sus críticas por como iba vestida, o por como había cambiado, pero no me dijo nada. Estaba hablando por el manos libres, como siempre, no tenía tiempo para mi. Cogí el plato que había dejado al lado del fregadero y me puse a comer con ella enfrente de mi, como si no existiese, como había sido siempre...
Acabé de comer, recogí mis cosas y antes de que mi madre colgase el teléfono salí por la puerta.
Estube caminando hacia el centro como media hora, hasta que vi un escaparate que me llamó la atención. No era nada que me fuese a comprar, pero aquella guitarra era preciosa.
- ¿Sabes tocarla? - Me sobresalté y di un saltito - Lo siento, no quería asustarte - Era el chico de antes.
- No sé tocarla, y tampoco me creo capaz - Me giré y empecé a caminar por la calle, él me sigió y se colocó a mi lado.
- ¿Eres nueva verdad?
- Sí, aunque ya he venido otras muchas veces... ¿Tanto se nota?
- Te he llevado las maletas y no me sonaba tu cara - Me miró y sonrió - Por cierto, me llamo Marcos.
- Encantada, yo me llamo Diana.

Capítulo 1.

Acababa de aterrizar en Londres. Tres horas de vuelo pensando en que solo me faltaban unos meses para que todo aquello se terminase y poder decidir dónde quedarme, pero hasta entonces esto es lo que me queda.
Me dirigí hacía la cinta por la que aparecían las maletas y recogí la mía. Apenas había gente en la estación, por lo que no me fué dificil llegar hasta una cabina para llamar a un taxi. Me digeron que tardarían en llegar unos veinte minutos, asique me senté cerca de la puerta. Abrí el bolso y saqué un libro, no parecía que me fuese a ser complicado meterme en la historia. Siempre me había gustado leer, pero en los dos últimos años había empezado a leer cada vez más para evadirme de mi vida...
No sabría decir cuanto tiempo había pasado hasta que me di cuenta de que un chico se había sentado a mi lado y me observaba. Tenía el aspecto de chico malo que tanto atrae a las chicas, aunque tenía algo en la cara de decía que en el fondo era dulce.
Un señor entró por la puerta y me observó. Era el taxista, me levanté cogiendo mis cosas y me dirigí hacia la puerta, el chico también se movió, pero en la dirección opuesta. Tampoco es que me importase mucho que se hubiese ido, no le conocía de nada, pero algo en como se fué me hizo pensar que se había enfadado.
El trayecto en el taxi fué agotador, no eran ni las ocho de la mañana y había más tráfico que en la hora punta. No me di cuenta de lo que ocurría hasta que llegamos al centro.
Todas las calles estaban cortadas, había pancartas por todos lados, a mi padre se le había ocurrido mandarme a Londres en sus fiestas. Genial, pensé.
- Perdone, me bajo aquí - Me incliné hacia adelante y le pasé una dirección al conductor - Cuando pueda lléveme el equipaje a esta dirección, debajo está mi número de teléfono por si pasase algo.
Me bajé del taxi, y miré a mi alrededor. Todo parecía igual, y creí pensar que sabría como llegar a la casa de mi madre entre tanta gente. Me coloqué el bolso cruzado sobre mi cuerpo y me puse a escuchar una de mis canciones favoritas con mi iPod, If we ever , iba a ser un largo camino...

viernes, 4 de febrero de 2011

Prólogo.

Parecía que todo se iba a quedar en el pasado. Ya nada de lo que había sido volvería a mi vida.
Tal vez me lo merezco, tal vez no, pero de lo que estoy segura es de que nunca le voy a perdonar a mi padre que me mandase a Londres con mi madre. Amaba Paris, me había criado en la ciudad del amor, y toda mi vida estaba allí. La solución a los problemas de mi padre es siempre mandarme con mi madre, y mi madre hace lo mismo que él, aunque no quieran admitirlo, se siguen queriendo. ¿Y que es lo que me pasaba a mi cada vez que ocurría algo malo? Me preparaban la maleta sin preguntarme si quería irme o no y me compraban un billete de avión para el primer vuelo que saliese... Y así es como empieza mi historia, conmigo sentada en el aeropuerto, con mi libro preferido entre las manos y deseando llegar a Londres lo antes posible para marcharme otra vez...