Hola! Bienvenid@s, ya sabeis que os toca leer un poquito ;) pero ánimo que es poca cosa jeje espero que os guste! (: UnBeso^^ Bekii

sábado, 5 de febrero de 2011

Capítulo 2

Llegué agotada a casa de mi madre, ya no me acordaba de la distancia que había desde el centro. Aún tenía las llaves de la puerta, y como de costumbre no había nadie. Mi madre se pasaba horas en el trabajo, aunque fuese el más fácil del mundo, para ella era más importante que su hija.
Dejé mi bolso sobre el mueble de la entrada y me puse a inspeccionar la casa. Todo había cambiado, menos mi habitación. Mi madre no la había tocado, y aún me acordaba de la última vez que lo hizo, cogí mis cosas y no aparecí en tres días. Había actuado como una niña, pero la pasión que tenía mi madre por decorarlo todo me agobiaba. Abrí la ventana de mi habitación, olía a cerrado, aunque se notaba que la había limpiado hace poco. Ella tan perfecta como siempre, eso a veces hacía que la odiase, yo nunca era lo suficientemente perfecta para ella.
Me senté en una silla que había al lado de la mesa y abrí un cajón. Allí estaba mi portatil, lo encendí y crucé los dedos para que hubiese conexión a internet. Abrí el buscador y todo parecía ir bien, metí mis datos y entré en Facebook. Ninguna de mis amigas estaba conectada, pero le dejé un mensaje a Giselle. ''Cielo, ya estoy en Londrés, espero poder hablar contigo pronto, llamame vale? te echo de menos :( ''
Me separé del ordenador y lo cerré. Miré el reloj, aún eran las 9 de la mañana. Me moví con rápidez por los pasillos hasta la entrada y cogí mi iPod en el bolso. La música siempre me relajaba, aunque en aquel momento estaba de los nervios. Mis maletas aún no habían llegado, mi madre estaba fuera y yo estaba en Londrés sin saber que hacer. De repente sonó el timbre, me acequé a el telefonillo y lo despegué con cuidado.
- ¿Si? - Me pareció que mi voz temblaba.
- Perdone que la moleste, pero nos pidió que le trajesemos las maletas - Mi corazón dió un respingo, habían tardado menos de lo que esperaba, y me alegró saber que ya tenía mis cosas conmigo.
- Ahora mismo bajo - Colgué el telefonillo y cogí las llaves de la puerta. Salí casi corriendo de casa, al fin tenía algo con lo que entretenerme.
Llegué al portal en un momento y en la puerta no vi al taxista, sino a un chico joven con mis maletas a los pies. Estaba apollado en la pared con una pose de que nada de su alrededor de importaba.
Abrí el portal y empujé la puerta con un pié para que no se cerrase. El chico me miró sorprendido.
- Yo esperaba a otra persona - Le miré a la cara y después miré a mis maletas - ¿Cuanto es por traermelas?
- Normalmente no hacemos esto - Me miró sonriendo - Pero por ser tu es gratis - Le miré durante un rato por si cambiaba de idea, los taxistas no es que ganasen mucho.
- ¿Estás seguro? - Cogí mis maletas y las metí dentro del portal.
- Sí, tampoco ha sido tanto camino - Se giró y se marchó.
Me las apañé para subir las maletas hasta un 4º sin ascensor, y para cuando lo conseguí necesité tumbarme en la cama. ¿Como podía tener tanta ropa?
Deshice las maletas para pasar la mañana y cuando llegaron las dos de la tarde y mi madre entró por la puerta ya se me había pasado el tiempo volando. Me levanté de la cama y dejé el iPod sobre la mesita de noche. Mi madre no me dijo ni hola y entró directamente en la cocina. Pude oír como andaba con platos y una olla. Me coloqué en la puerta de la cocina esperando sus críticas por como iba vestida, o por como había cambiado, pero no me dijo nada. Estaba hablando por el manos libres, como siempre, no tenía tiempo para mi. Cogí el plato que había dejado al lado del fregadero y me puse a comer con ella enfrente de mi, como si no existiese, como había sido siempre...
Acabé de comer, recogí mis cosas y antes de que mi madre colgase el teléfono salí por la puerta.
Estube caminando hacia el centro como media hora, hasta que vi un escaparate que me llamó la atención. No era nada que me fuese a comprar, pero aquella guitarra era preciosa.
- ¿Sabes tocarla? - Me sobresalté y di un saltito - Lo siento, no quería asustarte - Era el chico de antes.
- No sé tocarla, y tampoco me creo capaz - Me giré y empecé a caminar por la calle, él me sigió y se colocó a mi lado.
- ¿Eres nueva verdad?
- Sí, aunque ya he venido otras muchas veces... ¿Tanto se nota?
- Te he llevado las maletas y no me sonaba tu cara - Me miró y sonrió - Por cierto, me llamo Marcos.
- Encantada, yo me llamo Diana.

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