Hola! Bienvenid@s, ya sabeis que os toca leer un poquito ;) pero ánimo que es poca cosa jeje espero que os guste! (: UnBeso^^ Bekii

sábado, 12 de marzo de 2011

Capítulo 8


Llevaba ya dos semanas en el nuevo instituto. Apenas había encajado aún, era un ambiente demasiado “pijo” para mí. Taara me había enseñado un poco como iba aquello, quienes eran las “reinas” y con las que sería mejor para mí no llevarme, pero, aparte de eso, no había hecho nada más. Algunos recreos estaba conmigo, se preocupaba por mí, por cómo me iba todo, pero en cambio, en los demás, era como si no me viese. Esos recreos me los pasaba ó en la biblioteca ó en la calle, era lo bueno de este instituto, podías entrar y salir siempre que quisieras.
Mi rincón era un pequeño parque cerca del instituto. Desde los bancos dónde los ancianos descansaban no se oían los coches pasar por la carretera, era un pequeño paraíso de silencio en medio de la ciudad. Siempre que iba allí procuraba llevarme un bloc de notas. Me gustaba dibujar, y aquel lugar me transmitía algo que, no sabría explicar.
--
Era viernes, por lo que mi madre no volvía hasta tarde. Había cambiado sus turnos para poder estar más tiempo conmigo, aunque no servía de nada, era como si estuviese absorta por su trabajo. Me decidí a pasar un rato en el parque, aunque al llegar se me quitaron las ganas. Alex estaba allí con algunos amigos. Taara me había dejado muy claro que él estaba prohibidísimo, que era algo que me marcaría para el resto del curso, y que sería mejor que no me acercase a él. No es que le fuese a hacer caso, simplemente Alex no me gustaba.
Era el típico chico malo que sabe que le gusta a todas por ser eso, el chico malo. Siempre con su grupo, con el mismo tipo de chaqueta, con su pelo que parecía que no iba colocado para ningún sitio, pero que, en realidad iba para dónde él quería.
Pasé al lado del banco dónde estaban sentados y literalmente todos me miraron. Me habían dicho que causaba ese efecto porque estaban acostumbrados a las niñas pijas, y yo era todo lo contrario.
Alex se levantó y sus amigos con él, aunque cada uno tomó un rumbo distinto. Alex se colocó a mi lado y sus amigos se marcharon, como si alguien les hubiese gritado que lo hiciesen. Me paré mirándole a los ojos.
-          Hola – Me miró de arriba abajo – Vamos en la misma clase y aún no nos hemos presentado – De sus labios salió una sonrisa que habría derretido a cualquier chica, pero a mí no me iba a pasar – Mi nombre es Alex.
-          El mío Diana – No entendía de que iba aquello.
-          Muy bonito – Volvió a atacar con una sonrisa – Si no te quieres mojar será mejor que nos vayamos.
Empezó a caminar hacia la salida del parque. Es cierto que habían dado lluvia, pero para la noche, no para la tarde. Antes de que pudiese salir del parque empezó a caer un chaparrón. Alex se había esfumado, propio de él, era como si llevase muelles en las piernas, siempre desaparecía.
Me puse a correr hacía el otro lado de la calle y cuando cruzaba entre los coches noté como un brazo pasaba por encima de mi hombro y como extendía una chaqueta sobre mi cabeza. Alex no se había esfumado. Nos metimos en el primer soportal que vimos y dejé caer mis libros sobre el suelo mientras me hacía un moño.
-          Te dije que te mojarías – Sus ojos no se apartaban de mí, y eso me incomodaba.
-          Aún así, no me he mojado mucho – Le miré desconcertada – Gracias por cubrirme.
-          Para algo vine hacia aquí – Volvió a sacar esa sonrisa, y esta vez, me pareció sincero. No pude evitar sonreír - ¿Qué ocurre?
-          No eres como dicen.
-          ¿Y cómo dicen que soy? – Me miró con curiosidad.
-          Un chico malo sin remedio – Me reí y recogí mis libros. Cuando miré para dónde estaba se había esfumado – Increíble.
Salí del soportal y caminé hacia mi casa, intentando no mojarme más. Cuando llegué a casa ya estaba mi madre, y eso me extrañó, porque nunca estaba tan pronto.
-          ¿Mamá? – Dejé mis libros en mi habitación y me quité la ropa mojada. Mi madre no contestaba. Me puse un chándal y me fui a la cocina. – Ah! Estás aquí.
-          Si cariño, estoy aquí – Me miró como si estuviese mirando a un fantasma - ¿Te has mojado mucho?
-          No, un compañero de clase me cubrió al cruzar del parque a este lado de la calle – Me empezó a sonar el móvil, era Marcos.
-          Cariño, antes de que te vayas, ¿por qué no te apuntas a alguna actividad extraescolar?
-          Vale mamá, me lo pensaré.
Sin decir nada más, me esfumé por el pasillo hacia mi habitación y cogí el teléfono.

No hay comentarios:

Publicar un comentario