Hola! Bienvenid@s, ya sabeis que os toca leer un poquito ;) pero ánimo que es poca cosa jeje espero que os guste! (: UnBeso^^ Bekii

sábado, 19 de marzo de 2011

Capítulo 9.


Mi radio me despertó con una de mis canciones favoritas en aquel momento, “Lead the way”. Era sábado, y no tenía por qué madrugar, pero, mi madre me había convencido para que me apuntase a alguna actividad, y yo había elegido nadar. Cuando vivía en Paris había estado un tiempo en un equipo y me había gustado, asique, si tenía que empezar en algún sitio a encajar, quería que fuese con algo que ya conociese.
Me levanté de la cama con un saltito y me miré al espejo improvisado de mi “habitación”. Estaba diferente a cuando había llegado. Mi madre decía que más mujer, yo decía que estaba perdiendo mi relación con Paris, el brillo de la moda parisina, el brillo de mis ojos cuando veía a Gigi escoger sus conjuntos como si de vida o muerte se tratase… Gigi… la echaba tanto de menos, había sido mi mejor amiga durante apenas dos años, pero en unos meses era como si fuésemos hermanas, y ahora, apenas hablaba con ella. Cuando ella podía yo tenía algo que hacer, y aunque no quisiésemos admitirlo ninguna de las dos, nos estábamos separando a momentos.
Me puse un chándal y me hice una coleta alta. Mi madre ya se había marchado a trabajar. Antes, los sábados, no trabajaba, pero cambió su turno para así poder estar conmigo el domingo entero. Por una parte se lo agradecía, la echaba de menos como madre, por mi lado adolescente aborrecía la idea de pasar todos los domingos con mi madre.
Salí a la calle, parecía que hoy no iba a llover, pero después del otro día, cuando Alex me cubrió, no salía de casa sin un paraguas. Lo metí en el bolso y me puse los cascos. Adoraba poder llevarme algo de música siempre conmigo, me ayudaba a olvidarme del mundo exterior.
Llegué a un cruce y como no venía ningún coche hice ademán de cruzar, pero antes de que pusiese un solo pié en la calle un coche pasó por delante de mi pitando. El semáforo estaba en rojo, no me había dado ni cuenta de que allí hubiese un semáforo. Esperé a que estuviese verde y seguí mi camino hacia mi pequeña guarida.
Cuando llegué a la piscina un montón de recuerdos me vinieron a la cabeza, el olor a cloro, el ruido del agua. Era tan temprano que no había casi nadie, con la excepción de dos o tres chicos que se notaba que nadaban por profesión y no por diversión.
Me cambié lo más rápido que pude, quería meterme en el agua ya! Tenía un hormigueo en el estómago, una sensación extraña… quería recordar Paris.

Debía de llevar dos horas en el agua cuando vi que alguien se metía en la calle de al lado. Al llegar al final y dar la vuelta empezó a nadar a mi mismo ritmo. Intenté nadar lo más rápido que pude, pero él sin esfuerzo seguía  a mi lado. Di la vuelta e hice otro largo. Él seguía a mi lado cuando llegué a la otra esquina, y cuando le miré no me lo podía creer.
-          ¿Desde cuando nadas? – Alex me miraba interesado.
-          Aquí desde hoy, ¿y tu? – Le miré, nadaba muy bien.
-          Desde pequeño supongo – Se colocó de espaldas a la calle y sonrió – Venga, a ver que tal lo haces.
Estuvimos nadando y haciendo carreras un buen rato, hasta que mis piernas dijeron basta. Salí de la piscina y cogí mi toalla. Alex nada un poco más, y yo me quedé embobada viéndole. Cuando salió de la piscina intenté no abrir la boca de par en par, pero eso iba a ser difícil. Con la ropa que llevaba normalmente no se apreciaba el cuerpo que tenía. Realmente le debía de dedicar horas y horas a entrenar.
-          Supongo que si estas aquí tan temprano no habrás desayunado, ¿me equivoco? – Se estaba secando el pelo con la toalla.
-          No te equivocas no – Me levanté y cogí mis cosas.
-          Pues vístete y nos vemos fuera, conozco un sitio que los cafés son cafés – Me sonrió y se fue al vestuario.
Me vestí sin apenas prisa, me sequé el pelo con la toalla y salí para fuera. Alex estaba hablando con un chico. Yo aún no sabía si era como todos decían, pero por el momento yo creía que no.
Caminamos unas calles hacía abajo del gimnasio y en una esquina había una cafetería sin apenas gente. Entramos y la camarera saludó a Alex como si lo conociese de toda la vida. Alex subió por unas escaleras hacia el piso de arriba, yo no sabía si seguirle o no, pero cuando bajó y me miró supe que quería que le siguiese.
Subimos dos pisos, en la puerta del primer piso ponía “ALMACÉN”. Sacó un llave de su bolsillo y abrió la puerta.
-          No es una cafetería de Paris ni una del centro de Londres, pero no te cobraré el café – Sonrió y dejó su mochila al lado de la entrada.
-          ¿Vives aquí?
-          Si.
-          Pero, yo pensaba…
-          ¿Qué era un niño rico? – Me miró a los ojos y me retó a que le dijese que no – No todo es lo que parece. Porque vaya a un colegio de gente rica no tengo por que tener dinero.
-          Lo sé, es solo que – Le miré nerviosa y tragué saliva – No esperaba que vivieses aquí.
-          Como ya te he dicho – Se esfumó por la puerta y volvió con dos tazas, una en cada mano. Se sentó a mi lado y me pasó una – La gente no es como las demás personas dicen que es. A mi me tacharon de niño malo y de niño rico desde el primer día, aunque no sea rico.
-          ¿Y de niño malo?
-          Eso tendrás que descubrirlo Diana…

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